Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el fascismo logró hacer con el poder en Italia, estableciendo un régimen político autoritario y ultranacionalista.
BENITO MUSOLINI (1883-1945). Político italiano. Socialista en su juventud, pronto destacó por sus posturas extremistas. Expulsado del Partido Socialista en 1914, fundó en 1919 los “Fascios Italianos de Combate”, elaborando un programa basado en la utilización política de la violencia y en un nacionalismo desmedido y consiguiendo el apoyo del gran capital italiano. Elegido diputado derechista en 1921, en 1922 organizó la Marcha sobre Roma, que culminó en su ascensión al poder ante la pasividad de las autoridades.
Ganó las elecciones de 1924, adopto el título de “Duce” y en 1925 suprimió las libertades políticas, prohibió los partidos políticos y los sindicatos y se convirtió en dictador. En 1935 invadió Etiopía como un primer paso para crear su Imperio. En 1936 se alió con Hitler, con el que estableció el eje Roma-Berlín.
En 1940 declaró la guerra a los aliados. En 1943 los propios fascistas le conminaron a abandonar el poder, pero el ejército alemán volvió a instalarle en él. Reducido ya a la República de Saló. En 1945, cuando intentaba abandonar el país, fue detenido por una partida de partisanos, que le ejecutaron.
FASCISMO. Movimiento político y social, fundado en Italia por Benito Mussolini después de la Primera Guerra Mundial, organizado en milicias bajo el símbolo de las antiguas fasces romanas. El fascismo surgió durante la crisis que siguió a la Primera Guerra Mundial. Fundado en 1815 como fascio de acción revolucionaria, evolucionó hacia el antiliberalismo y el antimarxismo y se dotó de una organización en la que destacaban los grupos de choque, "camisas negras", que desde 1919, con el apoyo de los conservadores y el asentamiento tácito de la burguesía, cometieron impunemente todo tipo de actos violentos.
Los rasgos principales de la ideología fascista fueron el autoritarismo, el estatalismo y la exaltación patriótica, recreando en símbolos y actitudes de la antigua Roma, cuya grandeza se trataba de emular. Los sindicatos fascistas fueron creados en 1921 y se nutrieron esencialmente de obrero en paro.
En el terreno económico, el nuevo régimen implantó un sistema corporativo (Cara del Lavoro, 1927), impulsó la producción agraria y emprendió un gran programa de obras públicas.