LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ESPAÑOLA (1808-1814) supuso un violento enfrentamiento armado entre los ejércitos españoles, ayudados por los británicos, y las tropas napoleónicas que pretendían colocar en el trono español a José Bonaparte. En los enfrentamientos desempeño un papel fundamental el pueblo español, que inició la rebelión con un levantamiento popular.
La invasión napoleónica y la guerra provocada por ésta tuvieron como resultado, al margen de los puramente bélicos, una serie de hechos de significado profundo al permitir que se manifestaron dos tendencias ideológicas en la España del siglo XIX: la absolutista y la liberal. Dieron lugar a un proceso revolucionario, que puso en cuestión los valores de la monarquía absoluta y que intentó crear un nuevo modelo de sociedad en las Cortes de Cádiz y con la Constitución de 1812.
GUERRILLAS. Estaban
formadas por cuadrillas improvisadas de oficiales y soldados huidos del
ejército, bandoleros, aventureros e incluso clérigos. Hostigaban constantemente a las tropas
francesas y boicoteaban sus líneas de comunicación atacando con rapidez y por
sorpresa. Los guerrilleros obtenían el apoyo de la población civil y minaban la
moral de los soldados franceses. Entre sus dirigentes destacaron en Castilla,
Juan Martín, llamado el Empecinado, y el sacerdote Jerónimo Merino; más
conocido como el cura Merino; en Navarra destacó el militar, Francisco Espoz y
Mina; y en Salamanca Julián Sánchez el Charro. La actuación de las guerrillas
obligó a Napoleón a dedicar más recursos militares y económicos en la campaña
en la península en lugar de destinarlos a las guerras en Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario